sábado, septiembre 17, 2005

Rafael Galindo I

Tal vez pueda parecerles extraño el post anterior. Ha sido considerado como un cuento, como una historia real que se vuelve irreal a fuerza de literatura barata; un híbrido medio real, medio ficción, o algo enteramente ficticio. Debo decir que escribí por expreso encargo del doctor Giorgo Marinakis, que es el verdadero protagonista de la historia. Yo no conocí a Galindo, pero un eco de su ser me llega a través de la lectura diaria de su pequeña e infinitamente densa producción literaria. Demás está decir que el doctor Marinakis ha quedado indignado con la ejecución torpe con que traté de contar su historia. Marinakis, le dije, ¿acaso Galindo hubiera consentido que se contará de manera distinta? Porque todos los que hemos vislumbrado una fracción infinitesimal de aquel gigante que fue Galindo, sabemos que elegía precisamente aquellas formas de expresión que detestan los hombres como Marinakis y a las que se han visto condenados hombres como yo. Otra cosa que indignó sobremanera al bueno de Marinakis fue la alusión a que había soñado con la mujer de Galindo. Te excediste, caramba, me dijo. Y se fue dejando la puerta abierta. Bueno, y yo aquí estoy, sin saber qué hacer. Sé muy bien que todo lo que toca la poesía de Galindo ya nunca vuelve a ser lo mismo. Lo sabía muy bien cuando con ojos febriles Marinakis me dijo que hablara de Galindo, que desatará la furia de su palabra. Y ahora qué. Probablemente este blog esté arruinado. Le dije que sí a Marinakis sabiendo a qué le decía sí. Sé que hay almas caritativas que leen este espacio. Leo casi a diario las miguitas de ternura que me escriben. Pero amigos, siento decirles que acaso esto terminó. Galindo siempre fue más fuerte. Damas y caballeros, ¿qué piensan uds? Les pido que ahora sí vengan a socorrerme con la sabiduría de sus ciber-plumas. Por ahora, los dejo con dos poemas de Galindo. Son pésimos. Pero Galindo es Galindo; Galindo siempre fue más fuerte.
(Sin título)
Camino
Triste

Camino
Caminé con esperanza
Camino de vuelta
Con los ojos llenos de lágrimas

Y qué si camino entre bocinazos y afanes
La ciudad hundida en el humo

Que se larguen los que puedan

Lárguense quietos
Tal vez con una lágrima temblando
Rebalsando la cuenca del ojo
Porque cuando Uds. lloran miran siempre hacia lo alto

Pero si caminan
Lloren sus zapatos

Como yo


(Sin título)
Señores, ¡caramba!
Compostura, señores
Compostura, compostura, ¡¡¡compostura!!!

Y no hablo de trajes, camisas y corbatas impecables

Demasiado satisfechos, señores
Están demasiado satisfechos
¡Compostura!, os exhorto

Pero no:

Al menos, entonces
No sonrían tanto
No es humano, señores
Sonreír tanto

¿De cuándo que todo tiene solución?
Señores, ni siquiera honradez se les pide
¡Compostura!
Sabemos que su materia prima es la mentira
Pero compostura, ¡compostura!

Señores: bien sabemos que no nos ven por docenas,
ni por centenas
Acaso apenas por unidades de mil
No me venga a decir, señor
¡Que se pone en mi pellejo!
¿Qué diría Monseñor?, señor
¡Qué diría Monseñor!

No me venga a decir, señora
Que está conmigo
¡Conmigo!
¿Acaso mi mamá (que en paz descanse) estuvo alguna vez conmigo?
No me venga a trabajar la psique señora
¡Con mi psique no se meta!

Y qué es eso de ¡vamos chilenos!
Qué chilenos ni qué JA JA
Un lugar geométrico, señores
¡Un Lugar geométrico!
Un Diagrama de Venn, señores
Cerca de 16 millones de conjuntos
Apenas tangenciales
Compostura...
(¡La Roja es un invento de la coca cola!)
Compostura.

Ya, los dejo
Tengo que ir a comprar el Pan para la once
Y ya empiezo a perder la calma.
Y mi honrada, decente, humilde
Compostura.

3 comentarios:

Don Beño dijo...

No se lo tome a mal, doctor. Espero que pronto allanemos las diferencias.

Su amigo fiel,
Beño.

Fran dijo...

RIDÍCULO!!!!

Ernesto González Dávila dijo...

Oye Beño:

¿Has ido al Galindo en Bellavista? Capaz que ahí tengan noticias de este poeta...

Un abrazo, master, siga escribiendo mire que lo hace muy bien...

Ernesto