domingo, noviembre 06, 2005

Anécdota Escolar I

El viernes 5 de octubre Beño, en adelante B., después de seis años, visitó su colegio. El motivo: reunión de padrinos de confirmación de los alumnos de tercero medio. (B., al fin y al cabo, no deja de ser un hombre religioso.) El padrino (B. ) es amigo del hermano mayor de la ahijada; el padrino no deja de sentir un ligero orgullo por haber sido elegido. De la hermana menor del amigo de Beño se puede esperar lo mismo que del amigo: que nunca coincidan las referencias temporales y/o espaciales proporcionadas para cualquier encuentro (esto motivará un par de anécdotas en camino): B. se levantó a las ocho de la mañana un día sábado, y manejó por la Autopista del Sol presionado por la hora para llegar a Melipilla 1 ½ [H] antes que la hora fijada para el encuentro (al menos esta vez las referencias espaciales no fallaron; bien pude haber llegado a Putre o a Pozo Almonte.) Demás está decir que B. se encontró con toda(o)s la(o)s auxiliares que fueron su compañía en las horas solitarias de echado de clases o con alguna(o)s directiva(o)s a la(o)s que saludó con mayor, menor o nula alegría (y en el último caso, con mayor o menor fingimiento.) Pero la historia que motiva este post no sucede este año, sino el año 1998 o 1999. B. (es decir, Beño), ha observado que los post largos no son del agrado de los nobles y amables lectores (a pesar de que notables hombres y mujeres que se mueven en estas frecuencias y que visitan El Blog de Beño (B.) me han escrito en los comentarios al post anterior (ver abajo) que aperran (con mayor o menor esfuerzo, según sea el caso) con largas lecturas.) Bueno, yo escribo para Uds.; Uds. me dirán si esto es muy largo (o muy corto (cosa improbable)), y me dirán si valió la pena leerlo o si es una basura. La última advertencia (o ruego) es la siguiente: no juzgue a B. por su maldad escolar: créalo o no, la gente cambia. Esta es la breve historia:

B. paseaba, solitario, por uno de los pasillos de su colegio, en los minutos libres del recreo que precede a la hora de almuerzo, cuando escuchó la siguiente conversación entre dos profesoras:

Profesora de Física: en serio, galla: soy alérgica a todas las cosas mentoladas: si las huelo, no puedo respirar, me congestiono entera.

Profesora de Castellano: no te creo, ¡me muero!, ¿en serio?

Profesora de Física: en serio, no aguanto ninguna de esas cosas: ni Mentholatum, ni Calorub, ¡hasta las mentitas me ponen mal!

Hasta aquí la parte relevante de la conversación. B. escuchó atento, volvió a sentir ese ligero dolor en su cuadriceps desgarrado, y recordó el tubo de Calorub que llevaba en su mochila, y una ligera sonrisa escolar se dibujó en su semblante. Lo que sigue es simple:

En el recreo de la hora de almuerzo, B. esperó que sus compañeros se retiraran de la sala de clases y procedió a embetunar las patas y parte inferior de la silla y mesa del profesor con Calorub. Y sonrió ante su solitario y malvado placer.

Después del almuerzo, la profesora de Física comenzó a hacer clases. Después de tres minutos, con un hablar gangoso, pidió un pañuelo; después de cinco, pude ver dos lágrimas caer por sus mejillas mientras decía con voz congestionada: “hay olor a menta”. A los seis minutos se le hacía difícil hablar, y tenía los ojos notablemente enrojecidos. Entonces dijo: “¿Quién se echó tanto Mentholatum?”. B., que había estado desde los tres primeros minutos conteniendo a risita, que se sentaba en la segunda fila, y que era el sospechoso de siempre, no pudo someter su musculatura facial y sonrió dejando escapar una ligera risita. La Profesora de Física lo comprendió todo en un segundo: se volvió a su mesa; con esfuerzo, olfateó; pasó su mano por unas de las patas de la mesa, y me dijo: “señor Cortés, acompáñeme”. Lo que viene después es otra historia...

Finalmente:

1. CUENTA TU ANÉCDOTA ESCOLAR. Si es muy larga, mándamela al mail (bj_cortes@hotmail.com (agrégame a MSN si quieres)). Si es buena, la publico.
2. Opinar es gratis: opina acerca de esta anécdota: crítica, sugiere, putea, alaba.
3. Alas para Ud. señora, para Ud. señor, Alas para mí, Alas para Todos (de gallina eso sí).
4. Quise comentar todos los comentarios anteriores, pero por ahora no pude. De todas maneras hay uno que quiero incluir en los Comentarios Notables. Pero habrá que preguntarle a la persona que comentó primero.



3 comentarios:

Pato.M. dijo...

Jajajajaja genial la anécdota.
Si yo hubiese sido tu compañero de curso, te erijo un altar. Odio física :P

un abrazo grande,
qak1@hotmail.com

(sigue con los largos no más. Por lo menos así me aseguro de leer algo entretenido por harto rato)

Anónimo dijo...

Que notable.
A mi me cargaba el colegio.

Pato.M. dijo...

Wuajajaja
Muy buenas las anédotas :D
Si hasta se me despetó el espíritu de proyecto de psicólogo educacional! : curiosos son los medios que han tenido los profes para producir que los niños "cambien" su conducta. Es como si hicieran todo lo posible para que siguieran portándose igual!