miércoles, octubre 05, 2005

Ciclo de Anécdotas: La Noche de Pasión

La siguiente es la tercera anécdota del Ciclo de Anécdotas de El Blog de Beño. Las anteriores han sido: "El Regalo de Cumpleaños" y "La Cama Elástica", y para sorpresa de este humilde hombre que teclea, han gozado del favor de los misericordiosos lectores de este espacio. Ahora les presento "La Noche de Pasión". ¿Insistirá don Beño en la veracidad de las anécdotas aquí relatadas? Pues no. Y una última palabra: no volveré, bajo ninguna circunstancia, a tocar un tema semejante al que ocupó el último párrafo del post anterior, por muy interesante que a mi infinitamente mamona existencia le parezca. Lo prometo, y que Dios me ayude. Finalmente, les recordamos que este espacio está patrocinado por Nuestro Señor Cristo de Elqui, cuyas prédicas y pensamientos irán apareciendo en la parte superior de su pantalla.

La Noche de Pasión
Lo recuerdo: fue en la gira de estudios, a finales de noviembre. En el duty-free nos habíamos armado con pisco de cuarenta (40º), chileno. Cada uno con dos botellas (como capital inicial, claro está.) Para Beño fue vivir y olvidar lo vivido, ambas operaciones realizadas al mismo tiempo. Sin embargo, algo queda siempre en la memoria...
La acción transcurre en un escenario tropical. Beño no es el protagonista: es un testigo privilegiado. Por supuesto hay sol, mar, encuentros a la luz de la luna (escribo novelas rosa en mis tiempos libres, bajo el pseudónimo de Lucila Troncoso, búsqueme en las librerías.) Las altas temperaturas nos obligan a andar ligeros de ropa, a sumergirnos en el agua. Cuando logra descorrer el velo de la caña, Beño puede ver lugares de ensueño.
La novena y última noche, suena el teléfono en la habitación de hotel que Beño comparte con dos compañeros más. Son cerca de las diez y una voz traposa dice: Beño, weón, ¿dónde estay?
Beño: ¿Cómo que dónde estoy? En mi pieza pos weón.
Y la voz traposa (que pertenece al protagonista de esta anécdota, a quien, para proteger su identidad, llamaremos en delante Voz Traposa.), responde: ahhhh...
Beño: Ya, ¿qué querís weón?
Voz Traposa: venteee pa acaaá... weooón, hay caleeetaaa 'e minaaasss.
Beño: ¿dónde estay? (Y tapando el auricular (!), le dice a S.: este weón está como piojo.)
Voz Traposa: ahhhh...?
Beño: que dónde estay
Voz Traposa: acá...
Beño (que piensa en cortar y se aguanta): weón, ¿dónde estay?
Se oyen voces y gritos y música.
Voz Traposa: en el 703.
S., que es el tercer personaje de la historia (para simplificar hemos borrado de un plumazo a V.) y Beño parten para el fatídico 703. Voz traposa no mentía: el pequeño departamento tipo apart-hotel respira al ritmo de la jarana, rebalsado de estudiantes chilenos en gira. Para los que no estén familiarizados con la mecánica de este tipo de eventos, les cuento que todos llegamos a ser voces traposas, sin perjuicio la nomenclatura ya establecida para esta anécdota, que sólo una de las voces traposas es Voz Traposa.
Ya a altas horas de la madrugada, las huestes del carrete van siendo diezmadas por el sueño, por el alcohol o el amor. Quedan cinco chilenas aguerridas, Voz Traposa, Beño, S. (cuyo único protagonismo es el de ser un bulto en este momento), y dos hombres que no tienen rostro en mi memoria. Como siempre en estos casos, se da una situación inverosímil: una de las chilenas comienza a leernos las manos y nosotros no podemos creer cómo tanto poder paranormal (lo digo porque en verdad esta tipa sí leía la mano.) Tal vez me equivoqué respecto del protagonismo de S.; hay que agregar algo más: siempre quedó en nuestras memorias, grabada a fuego, la predicción que a partir de su mano hizo nuestra amiga. Bueno, resultó que nuestra gitana improvisada, después de leernos la mano a todos, llegó donde Voz Traposa. Entonces, adoptando un tono profesional de voz, nos dijo: esta mano está difícil, dejénme a solas con el paciente. S. se largó a una de las dos pequeñas habitaciones y yo a la otra, mientras Voz Traposa tenía una cita con su destino, a solas en el living-cocina-comedor. Por mi parte, fui vencido por el sueño, pero no sin antes reconocer en ciertos sonidos inarticulados que venían del living el signo inequívoco del antiguo ritual, tan viejo como el hombre y la mujer.
Al día siguiente, Voz Traposa no está. S. y yo volvemos a nuestro depto, nos acicalamos para ocultar los estragos de la mala vida, y bajamos a la playa donde está el curso entero, con la profesora jefe y dos mamás. No alcanzan a pasar 15 min. cuando llega Voz Traposa. La misma polera de la noche anterior, descalzo, shorts floreados. Habíamos estado en ese momento respondiendo a nuestra profesora que nos preguntaba por él. Entonces, Voz Traposa, que evidentemente aún estaba ebrio, saluda con la parsimonia usual en los que quieren compensar alguna miseria, y declara que el día está increíble y que el se va derecho al agua. Se saca la polera en medio de todos... Entonces, quienes veíamos su espalda, pudimos observar, bajo dos mordidas medias azulosas y escrito con lápiz labial rojo, las siguientes palabras: TE DESEO. Por su parte, quienes podían ver su pecho y su abdomen podían leer, salpicado por manchas azules de besos feroces: LLÁMAME 34567XX (omitimos los últimos dígitos para proteger a la familia de la victimaria). Nuestra querida profesora ahogó un grito de espanto, nuestras compañeras se ruborizaron, al unísono se elevaron los OH y luego los JAJAJA y luego los HUAJAJA... Voz Traposa se miró el abdomen, giró con vértigo en la mirada, y corrió a encontrarse con el mar tropical.

8 comentarios:

Solcilla dijo...

Hola!!! No he leido tu anécdota todavia, te escribía para contarte un sueño friki que tuve hace poco sobre tu blog. La verdad es que siempre me pregunte por qué Don Beño? de dónde lo habrá sacado? Quizás la respuesta sea mucho más simple de lo que yo soñe. Imagine que hiba a ver a la Fran, perdida por los callejones de la reina y sin orientación alguna llego a la calle (que reconocia solo de vista)y veo que se llamaba "Don Beño".Ese personaje bien viejito que tienes ahí, estaba sentado bajo un arbol y me conto que el nombre de la calle correspondía al dueño de una viña familiar de principios de siglo. La hacienda se encontraba al final de la calle y era una casa de adobe. Habían cientos de garrafas de destintos colores botadas en el patio y que llegaban a los pies del porton que se caía a pedazos y ya nada protegía. Todo estaba abandonado. Cuando miro la etiqueta de la garrafa, que apenas se alcanzaba a distinguir pude ver que el que salia en color sepia y vestido con atuendos de la epoca eras tu!!!!. Finalmente todo termino estando conectado pero igualmente termine pensando que todo esto del blog me esta de alguna manera afectando demasiado.
Me estaré volviendo loca? que sustoooooooooooooooooooo!!!!

Anónimo dijo...

NOTABLE ANÉCDOTA!!
El sueño también está bueno, pero con letra minúscula (por lógico respeto al ciber terrateniente...).

a.l.e.y.n.a.d.a.m.a.s. dijo...

jajajajjajajajjajajaja

me mataste bj... demasiado divertida la anecdota...sin palabras! el sueño de solcilla para que mas raro :P.


supe que deveritas guardaste el dibujo!!! bien hecho muchacho, algun día valdra millones jojojojo...


ia besitos muak!

Cristóbal CM dijo...

wena don beño. gracias por postear.

Ernesto González Dávila dijo...

Beño:

Sin pertenecer a tu núcleo más cercano de amigos que creo se conocen en carne y hueso, he llegado a apreciar la buena onda que transmite tu escritura. Se nota un buen ambiente.

Además, encuentro notable tu post. Me recordó en cierto sentido al escritor Jaime Hagel...

Bueno el post, de verdad, más allá de la anécdota, es buena la escritura y la ironía.

Un abrazo,

Ernesto

Fran dijo...

wuajajaja, contada oralmente nunca fué tan chistosa...wena beño.
sol: FREAK

Carly dijo...

jajajaja que buena la historia...bien engrupidora la niña..jaja

Oye, anda a la fauna bloggera, ahí siempre estamos posteando cuando nos vamos a juntar...el link está en mi blog.

Saludis

Anónimo dijo...

notable la anecdota pero me queda una duda , la llamo o no ?...

y otra cosa ya que te estan reclamando por el diseño vay a aceptar mi ayuda ? ya descubri lo de las 3 columnas